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La Plaza de España de Madrid

POR: Manu García del Moral |3 de nov. de 2014
La Plaza de España de Madrid

Ajena al ritmo al que avanza la ciudad, la Plaza de España en Madrid parece regirse por sus propias leyes y principios. Fuertemente impulsada y revitalizada durante el franquismo, el cambio de siglo no pareció sentarle bien a esta céntrica explanada que precisamente ahora ansía un nuevo intento para volver a situarse entre los principales atractivos turísticos de la ciudad.

Su situación es excepcional a todas luces, ve como nadie como se dan la mano la Gran Vía y Princesa mientras que en su otro extremo nos muestra el camino hacia el Palacio Real y el Templo de Debod. Corazón simbólico del Madrid que se modernizó y tomó aire con la creación de la Gran Vía, este espacio sigue contando con innumerables elementos que lo hacen una parada ineludible en un itinerario madrileño.

Sus cerca de 37.000 metros cuadrados hacen de ella la mayor plaza del país. Conocida antiguamente como la Plaza de San Marcial, antaño su vida fue mucho más pausada y cercana, cuando estos terrenos estaban ocupados por el Cuartel de San Gil y multitud de huertas. Sin embargo, el imparable crecimiento de la urbe borró para siempre aquella quietud y fue transformando este entorno en jaleo y movimiento.

Plaza Madrid

Si por algo llama hoy la atención la Plaza de España es por las dos espectaculares moles de hormigón que la amparan. El primero en llegar fue el Edificio España, el “más bajo” de los dos, en 1953. Sus 117 metros y 25 plantas le hicieron merecedor del sobrenombre de “El Taco” ya que los madrileños, al verlo por primera vez solían soltar por su boca alguna palabra malsonante asombrados por su gran tamaño. Cuando la gente de la ciudad ya se había acostumbrado a esta imponente estructura apareció la Torre de Madrid, más alta aún gracias a sus 142 metros. Su espectacularidad sigue siendo indiscutible. Bautizado cariñosamente como ‘La jirafa’ fue en su momento el edificio de hormigón más alto del mundo y hasta 1967 el más alto de Europa. Casi nada.

Sucede a menudo que la gente pasea por esta plaza y sólo tiene miradas para estos dos inmensos habitantes y no recae en la existencia de dos de los edificios más bellos, para mi gusto, de Madrid. Castigados y mirando al lado menos glamuroso de la plaza nos topamos con la Casa Gallardo y con la que fuera sede de la Real Compañía Asturiana de Minas. Ambos ocupan dos esquinas opuestas, alejados de las miradas más turísticas. Especialmente bello es el primero de blanco impoluto y estilo modernista y coronado por una cúpula oscura. De hecho, fue en 1914 galardonado por el Ayuntamiento de la ciudad como el mejor inmueble construido.

Tan relevante como los edificios que bordean esta plaza es el imponente monumento que lo corona en el centro. La obra, homenaje a Cervantes, se realizó en 1915 para conmemorar el tercer centenario de la publicación de su obra más célebre, El Quijote. De hecho, sus dos personajes, Don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza aparecen inmortalizados junto a su creador. Esta obra, llena de simbología en relación a nuestro autor más universal fue sufragada por todos los países de habla hispana.

La Plaza de España tiende una mano a nuestro pasado más glorioso en este monumento pero también abraza al Madrid más cosmopolita. Para ello hay que sumergirse en el parking que habita debajo de ella y descubrir un pasaje tan insólito como curioso. En él, multitud de comercios regentados por ciudadanos chinos donde destaca la presencia de un pequeño y humilde restaurante en el que es posible disfrutar de la mejor y más auténtica comida china. Un pasadizo de película que late bajo el asfalto.

Espana Madrid

Este recóndito lugar es una muestra más de lo mucho que esconde esta céntrica plaza. Lugar de paso para miles de personas pero que ofrece un buen puñado de atractivos y encantos en los que vale la pena detenerse. Edificios, monumentos… la Plaza de España ha sido una de las zonas de la ciudad que más caro ha sufrido la burbuja inmobiliaria que asoló el país. Ella pagó los platos rotos y muchos de sus faraónicos proyectos se quedaron paralizados. Ahora, tras una década sufriendo, vuelve a latir con fuerza. Como siempre debía de haber sido.

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