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GUÍA DE GROUPON PARA MADRID

Motivos para querer Madrid

POR: Manu García del Moral |26 de ago. de 2014
Motivos para querer Madrid

Nos sobran los motivos…

Aprovecho este título de Joaquín Sabina, el genial músico andaluz pero gato de adopción, y cuyas letras reflejan magistralmente Madrid, para relataros algunos de los argumentos que tiene esta ciudad para raptar el corazón de casi todos los que la pisan. Cuando en 2008 me aventuré a vivir en ella nunca llegué a imaginar que terminaría por engancharme de esta forma. Una ciudad que, si te entra por el buen ojo, te hace preso de por vida y jamás te vuelve a liberar. Aún hoy es el día en el que familiares o amigos me preguntan el porqué de mi fascinación.

Mi respuesta es casi siempre automática; ¿Y por qué no?

Una de las cosas que más teme uno cuando se traslada a Madrid es si el cambio a una urbe tan grande no terminará por asfixiarlo y engullirlo. Es cierto que el ritmo que exige e impone no es bajo pero hay un enorme aspecto que hace mucho más fácil la adaptación, la infinita hospitalidad que se respira en la ciudad. La fórmula es sencilla, Madrid está formada por mucha gente que no es madrileña y por madrileños acostumbrados a tratar con gente de fuera. Esto facilita mucho la ecuación y hace que en el ambiente que estés, nunca te sientas un extraño sino una pieza más de este enorme puzzle. Madrid te recibe con los brazos abiertos y esto es algo que se nota en cuanto le pones un pies encima .

Otro de los aspectos intangibles que me cautivaron de la ciudad es la constante sensación de libertad que tienes tanto para pasear como para invertir tu tiempo libre. Me encanta emprender paseos, sin un itinerario fijo e ir improvisando, atravesar calles desconocidas y cruzar barrios de gran personalidad. Caminar por Madrid es una aventura ya que nunca sabes lo que te vas a encontrar a la vuelta de la esquina. Para cada estado de ánimo hay un lugar que recorrer, a lo que hay que añadir una vasta agenda cultural y de ocio. Siempre hay exposiciones o propuestas para hacer. Madrid palpita vida, nunca duerme.

Otro de los tesoros de Madrid que no se mencionan en las guías son sus atardeceres. Posiblemente el único momento del día en el que la ciudad se da una tregua. Un espectáculo de colores rosáceos y anaranjados que se desliza entre las siluetas de los edificios más representativos del antiguo Mayrit. Una explosión cromática que llega sin aviso previo y desaparece sigilosa ante el murmullo del tráfico. Y así, días tras día.

Pero si hay un motivo que me ha encadenado para siempre a Madrid es su historia. Una biografía repleta de cambios y acontecimientos. Desde que la Corte se trasladó a este lugar, en 1561, Madrid tuvo que aprender a adaptarse a las nuevas necesidades. La llegada de la Corte, el Siglo de Oro, la huella de los Austrias y de los Borbones o los alzamientos del 2 de mayo de 1808 son algunos sucesos que se han quedado grabados a fuego en la idiosincrasia y en las calles de la ciudad. Un magnífico legado que mantiene al rojo vivo el carácter y el temperamento de la urbe. Al menos a mí, para amar Madrid, me sobran los motivos.