
Un pequeño tesoro guardado en un
deslumbrante cofre. Así se puede definir lo que uno percibe tras visitar el
injustamente poco conocido Museo del Romanticismo que se ubica en la Calle de
San Mateo 13, a muy pocos pasos de la estación de Metro de Tribunal.
Hay muestras cuyos nombres son tan
conocidos por la amplia mayoría que no hace falta explicar lo que el visitante
va a conocer paseando por sus salas pero ¿qué nos vamos a encontrar en este museo?
La respuesta es sencilla, gracias a él conseguimos retroceder en el tiempo, al
Siglo XIX, y conocer los gustos y estilo de vida de las clases económicamente
más poderosas.
El romanticismo fue un movimiento
artístico y literario que traspasó las actividades creativas y se convirtió en
una manera de sentir y entender la propia vida. Aunque en España entró más
tarde, y con menos intensidad, que en otros países europeos, también encontró
adeptos. Fruto de la excelsa exposición del museo, nos adentramos en la vida de
aquellas altas esferas que cada vez tenían más peso en la sociedad, todo bañado
con un gusto refinado y pomposo.
El Museo del Romanticismo abrió sus
puertas en el año 1924 pero su historia comienza a escribirse un poco antes, en
1921. En esta fecha, el Marqués de la Vega-Inclán nace al estado una considerable
donación de piezas relacionadas con este período. Gracias a las posteriores
donaciones privadas y depósitos personales la colección fue aumentando y hoy es
tan rica como fascinante.

Pintura, mobiliario, artes decorativas
(como joyas y porcelanas), fotografías (como diaphanoramas), juguetes y mucho
más es lo que guarda con discreción al visitante. Un paseo intimista y
altamente placentero que nos sumerge de lleno en la vida de las clases más
influyentes de hace dos centurias. Cuando uno camina por esta exposición lo
hace con movimientos suaves y delicados, como el niño al que le dicen que no
toque nada, en la casa de un familiar lejano.
Con pausa y detenimiento, se puede
saborear de piezas tan maravillosas como el cuadro de Goya “San Gregorio
Magno”, de los magníficos paisajes que cuelgan en sus paredes, de autores como
Jenaro Pérez Villaamil o Valeriano Domínguez Bécquer (hermano de Gustavo Adolfo)
o de objetos personales del mismísimo Mariano José Larra. Entre ellos, dos
pistolas que en su día pertenecieron al gran abanderado del romanticismo en
España y de las que no se sabe, a ciencia cierta, si fueron las que el autor
utilizó para su suicidio.
En toda la visita, que recomiendo hacer
con calma y sin prisas, se desprende una gran sensibilidad. Pero como ya he
dicho al principio del artículo, este museo es un magnífico tesoro que reposa
en un precioso cofre, y con esto me refiero a la espectacular sede que lo
alberga. En concreto, se trata del Palacio del Marqués de Matallanas, una
construcción de finales del Siglo XVIII que se convierte en un marco
inigualable para mostrar las piezas al espectador. Sede y colección se fusionan
a la perfección. La visita transcurre por estancias como el vestíbulo, el salón
de baile, el oratorio o la sala de juego de niños. Un viaje arrebatador en el
tiempo en pleno corazón de Madrid.
Y tan obligatorio como disfrutar y mirar
con atención durante nuestro itinerario es dedicar una última parada en este
museo al Café del Jardín, su coqueta cafetería que cuenta con un delicioso
jardín que, entre muros, ofrece un merecido descanso ante la efervescencia de
Madrid. El punto final ideal para una visita sencillamente sorprendente y llena
de encanto.
El
acceso a la cafetería y al jardín es gratuito, el precio de la entrada al museo
es de 3€.
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INFORMACIÓN ADICIONAL
Museo del Romanticismo
Dirección: Calle San Mateo, 13, 28004 Madrid, Spain
WEB: www.museoromanticismo.mcu.es
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