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Slowroom, bicicletas urbana en Madrid y mucho más
Jaime Díaz es una de esas personas buenas e inteligentes, con las que casualmente te topas un buen día mientras andas a la búsqueda y captura de una bicicleta que se adapte a tus necesidades… y con la que empatizas desde el primer momento.
Además de estar al frente de la tienda de bicis más cool de todo Madrid, Jaime disfruta mucho de su familia, es amante de la cultura y tiene en mente mil y un proyectos muy interesantes, que está deseando llevar a cabo.
Por supuesto y como no podía ser menos es un defensor a ultranza del uso de la bici en la ciudad y un actor relevante en las diferentes organizaciones y colectivos que abogan por una mejor calidad de vida.
Autodefinición
Varón de 35 años, inconformista de garrafón. Tengo una marcada conciencia ecológica, pero no para dejarles un mundo mejor a mis hijos y mis nietos, sino porque me parece impropio de seres inteligentes no darle prioridad al respeto de nuestro entorno.
¿Qué es Slowroom?
Es el resultado de varias apuestas: la primera consiste en montar un negocio con la bici urbana como protagonista. Por otro lado, en España (y en Madrid en particular) creo que hace falta mayor presencia de una bicicleta urbana de calidad, duradera y atractiva, que mejore la vida no solo del que la lleva sino del conjunto de la ciudad. Por último, apostamos por un cambio en la filosofía del negocio de la bicicleta: servicios adicionales, trato cercano y educado, comercio más pequeño pero muy selecto.
El nombre es un guiño a la filosofía Slow, cuyo origen es el movimiento Slow Food. Creemos que hay que hacer menos cosas y disfrutarlas más, ralentizar nuestro ritmo de vida, apostar por la calidad y por la gente que está haciendo cosas interesantes en nuestro entorno más próximo. Ir en bici a diario tiene bastante que ver con esta filosofía. Otra cosa que buscábamos era crear un espacio centrado en las dos ruedas en el que se sientan a gusto no solo los hombres sino también las mujeres sin tendencia al ciclismo deportivo. Y creo que en eso hemos acertado, dudo que haya una tienda de bicis en España con tanta proporción de clientas…
¿Cuándo y cómo surgió la idea de crear una tienda de bicis como ésta?
La idea original viene de años atrás: se centraba en la bicicleta como objeto estéticamente bonito, susceptible de ser tratado casi como una obra de arte en una sala de exposiciones, sobre todo las bicis urbanas un poco retro con esas líneas tan estéticas. Además, queríamos ser parte de una clara tendencia internacional que relaciona el ciclismo con el diseño, la fotografía y el arte.
Luego te das cuenta de que hay unos cuantos tipos por ahí que ya han pensado en algo similar y poco a poco vas aterrizando el concepto, necesariamente influenciado por otros como las tiendas alemanas Two Wheels Good o Stilrad. En 2012 ya estaba todo planeado, a finales de año decido dejar mi trabajo de oficina y tirarme a la piscina, para disgusto de mi madre. De todas formas, contrariamente a lo que se piensa, no se enciende una bombilla de repente y el negocio ya está listo. El Slowroom actual es fruto de muchísimas horas de trabajo, investigación y alguna que otra carambola.
¿Quiénes formáis parte del proyecto?
Somos un grupo heterogéneo de socios que comparte una misma filosofía de movilidad urbana. Los que estamos involucrados en el día a día somos Miguel Gatóo y yo, que soy el socio mayoritario y dirijo la empresa. También juegan un papel muy relevante los dependientes y mecánicos de la tienda física en Madrid.
¿Quién es el artífice del diseño del local?
El diseño del local de la Plaza de las Salesas lo realizó el Estudio Dosis de Arquitectura. Su trabajo ha sido increíble, entendieron perfectamente la idea que queríamos transmitir con nuestro local y nuestra marca, ha quedado un conjunto muy coherente y me han ayudado mucho a solucionar todo lo relacionado con la completa transformación de la galería de arte contemporáneo que había antes en ese local. También ha sido clave para el resultado final el trabajo que ha hecho 4 Gatos para crear la marca y la imagen corporativa de Slowroom.
¿Desde cuándo vas en bici? Y ¿qué bici tienes?
Voy en bici desde siempre. Viví con intensidad el boom del BMX en España en los ochenta y el auge de la bici de montaña poco después. Se me salta una lágrima al pensar en la BH California X5 que me trajeron los Reyes Magos, roja y negra, con llantas de plástico y una estética que recordaba a UVE, la serie en la que Diana comía ratones como si fueran espárragos. La bici urbana la adopté en una de mis estancias en el extranjero, como tantos otros. En 2004 trabajé un año en Canadá y me movía casi siempre en bicicleta, excepto cuando la temperatura bajaba de -15ºC: había poca gente por la calle y me daba la sensación de que si me caía y tenía la mala suerte de quedarme inconsciente, en una hora sería un fiambre. Actualmente tengo tres bicis: una de montaña que uso mucho menos de lo que me gustaría, una Cooper de piñón fijo preciosa que cada vez uso menos y una Cinelli híbrida entre urbana y de carretera que es con diferencia la que más uso: desde llevar a mi hijo mayor al colegio hasta el transporte cotidiano. También debo confesar que a menudo le cojo la Brompton plegable a mi mujer, con la que uno hace cosas impensables para cualquier otra bici. De todas formas, también uso a veces el transporte público, la moto o el coche. Para mí la bicicleta es una gran herramienta para la movilidad urbana, pero no es la solución a todos los problemas: siempre busco la mejor opción para mis necesidades. No le veo sentido al enfrentamiento entre bicicleta y otros medios de transporte.
¿Existe la bici perfecta?
Existe una bici perfecta para la mayoría de personas en determinadas circunstancias, pero es imposible encontrar una sola bici buena para todo. Lo primero importante a la hora de comprar una bici es pensar en las necesidades que va a tener uno (en casa, en el trabajo, en sus planes, los trayectos más habituales, etc…) y luego decidirse por un modelo que nos guste. En Slowroom cubrimos todo el espectro de bicis urbanas o semiurbanas: holandesas, híbridas, plegables, eléctricas, clásicas, de carreras, piñón fijo, de niño… y aquí todas son buenas y bonitas.
Alguna anécdota curiosa desde que abristeis la tienda.
Fue mi gracioso reconvertir Slowroom en sala de conciertos por un día para Desubicados TV, estuvo tocando el grupo gallego Novedades Carminha entre nuestras bicis, subidos en los podios, disfrutamos mucho de su música y nos reímos un montón. Los tíos son muy buenos. Otra cosa graciosa que nos pasa de vez en cuando es que se nos cuela gente en la tienda pensando que todavía somos la antigua galería de arte, dan un paseo por el local y luego nos preguntan extrañados ¿esto es una exposición de bicis o qué es?
¿Qué otro tipo de iniciativas lleváis a cabo alrededor de este vehículo ecológico?
Estamos metidos en muchos frentes: organizamos habitualmente exposiciones de fotografía o pintura, montamos talleres de mecánica, hacemos eventos monográficos como por ejemplo la British Week, editamos documentos divulgativos como la Guía Slowroom, somos uno de los fundadores de la asociación Mad City Rides, colaboramos en la organización de la Trendcycle Madrid, apoyamos el Bicycle Film Festival de Madrid… Somos pesados de verdad. De todas formas, lo de vehículo ecológico es un poco relativo. En mi opinión la típica bicicleta de montaña de muy baja calidad que a menudo se vende en una gran superficie es todo menos ecológica porque funciona tan mal que disuade al ciclista y está fabricada por millones en China con la filosofía de una tostadora: componentes de una calidad tan baja que cuando se rompe algo lo mejor es reemplazarla.
¿Cuál es para ti la ciudad más bikefriendly?
Yo creo que Ciudadela, en Menorca. Allí no se percibe conflicto alguno entre la bici y otros vehículos, no hay eventos sobre la bici, nadie habla o escribe sobre bicis, por supuesto no sale en los rankings de ciudades bikefriendly y, sin embargo, todo el mundo se mueve en bici con normalidad.
Un libro, una peli y una canción
No tengo un solo favorito en casi nada, pero bueno... Me gusta mucho Un Mundo Feliz de Aldous Huxley y acabo de terminarme Limónov de Carrère, que es terrorífico y totalmente recomendable para entender un poco ese lugar llamado Rusia. Una de mis películas favoritas es Malditos Bastardos de Tarantino, la actuación de Christoph Waltz es de lo mejor que he visto: importante verla en versión original y en una pantalla gigante. Aunque creo que la película más influyente para mí ha sido Los Goonies… Solo una canción, qué difícil… Tal vez Wish You Were Here de Pink Floyd. Y no, no es por la letra. Como la mayoría de españoles ni siquiera me planteaba lo que decía una canción en inglés cuando la ponían mis padres en el radio-cassette, pero hay que reconocer que luego cuando he visto lo que decía me ha parecido la repanocha, pura poesía.
Lugar en el que perderte...
Tengo más o menos una idea pero no sé si existe: un sitio que tenga mar, donde haya poca gente y nada de turismo, que no haga mucho calor, preferiblemente sin cobertura de móvil y donde haya una política muy estricta de prohibición del Reguetón y la música de Bisbal. Muy importante, un lugar donde se pueda tener una vida razonable sin necesidad de hacer todo con prisas y trabajar a todas horas. No soy nada vago, pero estoy de acuerdo con lo que decía Bertrand Russell “Creo que se ha trabajado demasiado en el mundo, que la creencia de que el trabajo es una virtud ha causado enormes daños”.
Proyectos de futuro
El primer proyecto de futuro es consolidar Slowroom como la tienda de ciclismo urbano de referencia en Madrid. Llevamos poco más de un año de funcionamiento y todavía hay mucho por hacer, pero vamos en la dirección adecuada y tenemos varias propuestas interesantes que pronto van a ver la luz. Vamos a presentar dentro de poco una alianza internacional de “concept stores” independientes de ciclismo urbano, algo nunca visto en el sector, va ser muy gratificante y productivo poder intercambiar experiencias con empresas afines de otros mercados.
Un sueño
Me voy a centrar en España, donde el panorama para la juventud es preocupante. Me gustaría que los políticos lograsen un buen pacto educativo a muy largo plazo, que se destine comparativamente mucho más dinero a educación, cultura, formación e investigación y que la sociedad española tenga la esperanza de salir de la dramática situación actual gracias a su buena preparación. Me temo que es una quimera, los políticos españoles y el largo plazo se llevan fatal.
Un deseo
Poder seguir disfrutando muchos años de mi mujer y mis hijos.
Slowroom
Plaza de las Salesas, 2.
28004, Madrid
Tel: 349131962 50