La ruta que os proponemos hoy es diferente a las rutas turísticas convencionales. Su peculiaridad reside en que en esta ocasión el camino no está marcado, simplemente se acota una gran zona y a partir de ahí se trata de caminar, observar y buscar hasta encontrar los puntos que más nos gusten. Y con esta premisa, os damos la bienvenida a la ruta de los grafitis del barrio del Carmen.

Aunque no es exclusiva para ellos, se trata de una ruta que enganchará seguro a los igers (comunidad de usuarios locales de Instagram) valencianos, y a los fans de esta red social en general, y que les aportará un atractivo y colorido material para su repertorio fotográfico.

Pensemos que nos encontramos en un gran museo al aire libre. Las obras no están separadas por épocas, por corrientes o por autores, simplemente llenan las paredes y muros de las calles de casi todo el barrio. Algunas ofrecen una mayor concentración de pinturas, y otras muestran un único pero no menos sorprendente dibujo.

Podemos comenzar por uno de los laterales del casal de la falla Bolseria Tros-Alt, en la minúscula calle Caldereros, donde encontraremos una de las paredes del recorrido con mayor concentración de pintura, seguro. El dibujo es obra del grafitero Fasim. Podemos continuar admirando el gran gato que nos espera al principio de la calle Alta, y girar, un poco más adelante, hasta toparnos con los murales que parecen cobrar vida de la plaza de Mossén Sorell.

Otro punto de partida posible podríamos establecerlo en la calle de la Cruz, para luego continuar por la calle Roteros, y llegar hasta la calle Doctor Chiarri para contemplar los dos coloridos dibujos que hay frente a la piscina municipal. O podemos decantarnos por fotografiar los grafitis de la calle Huertos, o crear un álbum de contrastes localizando pequeños detalles como el tarro de miel de la calle Cabrito y la gran ¿gallina? de la calle Gutenberg... las opciones son múltiples.

Y buscando, buscando, podemos encontrarnos con curiosidades que tal vez nunca antes hayan llamado nuestra atención como la diminuta pero detallada casa de los gatos de la calle Museo o el mágico rincón donde se ubica el Carme Teatre en la calle Gutenberg.

Y si la ruta nos sabe a poco, siempre podemos ampliar fronteras, recorrer las calles del barrio de la Xerea o las del Pilar para completar esta misión de dejarnos sorprender con todo lo que nos cuentan las paredes del distrito de Ciutat Vella.