Visitar Valladolid es permitir que sus encantos conquisten al viajero. Esta ciudad cuenta con monumentos, patrimonio y museos para pasear por ella tranquilamente y dejarse embriagar por el peso y el paso de la Historia. Una visita a esta ciudad no puede obviar algunos de los lugares más emblemáticos, e incluir al menos una cata de vinos. En el área de turismo de la ciudad hay propuestas de rutas por su casco histórico, saliendo desde la plaza Zorrilla, y visitando lugares como el Alcázar y las antiguas colegiatas, así como el Teatro Calderón y las principales iglesias de la ciudad. La ruta finaliza con una cata de vinos de la Denominación de Origen de la zona.
Valladolid es una ciudad perfecta para recorrer a pie. La zona del centro cuenta con una animada vida nocturna y gastronómica, donde se pueden degustar platos típicos castellanos, con especial atención a las carnes de caza. También son típicas las tapas y los pinchos. Las propuestas de nueva cocina, reinventando recetas tradicionales respetando sus ingredientes e incorporando la técnica moderna, están también en auge. Cada año se organiza en la ciudad el concurso provincial de pinchos, que se pueden degustar en numerosos bares y restaurantes de la ciudad. Los asados castellanos son los auténticos reyes de la mesa. Dentro de ellos, uno de los más populares es el cochinillo asado.
La ciudad castellanoleonesa cuenta con un amplio patrimonio histórico y artístico, y esto se refleja en la gran oferta museística que ofrece a los amantes del arte. La Semana Santa y el arte sacro tienen una gran implantación en la ciudad, y esto se puede ver en el Museo de Escultura Policromada que alberga en su interior obras de grandes maestros como Berruguete o Juan de Mena. Otro museo para disfrutar de Valladolid es el Oriental. Se encuentra situado en el monasterio de los Agustinos Filipinos y cuenta con una recopilación muy curiosa de objetos recopilados por los monjes provenientes de Japón y de Filipinas. Si se viaja con niños, el Museo de la Ciencia es un imprescindible. Además de las exposiciones permanentes, los más pequeños podrán disfrutar de los experimentos.
Al preguntarse qué hacer en Valladolid, una de las visitas obligatorias es a los numerosos monumentos y edificios singulares de la ciudad. Una visita no está completa sin ir a Porta Coeli. Este convento del siglo XVII, en la calle Teresa Gil, cuenta con una hermosa arquitectura barroca. La Iglesia de las Francesas data del siglo XV y actualmente se conservan su portada, su coro y el claustro, incluyendo la escalera y la sacristía. La catedral de la ciudad, por su parte, data del siglo XVI y está consagrada a Nuestra Señora de la Asunción. Proyectada por el arquitecto Juan de Herrera, destaca el retablo de su Altar Mayor.